lunes, 30 de julio de 2012

TEXTO REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 5 DE AGOSTO DE 2012 DOMINGO XVIII ORDINARIO CICLO B



1.      LECTURAS
Éxodo (16,2-4.12-15): << En aquellos días, en el desierto, comenzaron todos a murmurar contra Moisés y Aarón, y les decían: « ¡Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas de carne, y comíamos hasta hartarnos; pero vosotros nos habéis traído al desierto para matarnos a todos de hambre.» Entonces el Señor dijo a Moisés: «Voy a hacer que os llueva comida del cielo. La gente saldrá a diario a recoger únicamente lo necesario para el día. Quiero ver quién obedece mis instrucciones y quién no.» Y el Señor se dirigió a Moisés y le dijo: «He oído murmurar a los israelitas. Habla con ellos y diles: "Al atardecer comeréis carne, y por la mañana comeréis hasta quedar satisfechos. Así sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios."» Aquella misma tarde llegaron codornices, las cuales llenaron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Después que el rocío se hubo evaporado, algo muy fino, parecido a la escarcha, quedó sobre la superficie del desierto. Los israelitas, no sabiendo qué era aquello, al verlo se decían unos a otros: « ¿Y esto qué es?» Moisés les dijo: «Éste es el pan que el Señor os da como alimento.»
Sal 77: << Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder. Dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos maná, les dio un trigo celeste. Y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Los hizo entrar por las santas fronteras, hasta el monte que su diestra había adquirido. >>
Efesios (4,17.20-24): << En el nombre del Señor os digo y encargo que no viváis más como los paganos, que viven de acuerdo con sus vanos pensamientos. Pero vosotros no conocisteis a Cristo para vivir de ese modo, si es que realmente escuchasteis acerca de él; esto es, si de Jesús aprendisteis en qué consiste la verdad. En cuanto a vuestra antigua manera de vivir, despojaos de vuestra vieja naturaleza, que está corrompida por los malos deseos engañosos. Debéis renovaros en vuestra mente y en vuestro espíritu, y revestiros de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se manifiesta en una vida recta y pura, fundada en la verdad. >>
Juan (6,24-35): << En aquel tiempo, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún. Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les dijo: «Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna.
 Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.» Le preguntaron: « ¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?» Jesús les contestó: «La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.» « ¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: "Dios les dio a comer pan del cielo."» Jesús les contestó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.» Ellos le pidieron: «Señor, danos siempre ese pan.» Y Jesús les dijo: «Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.»
2.      REFLEXIÓN
LA ADECUADA INTERPRETACIÓN DE LOS SIGNOS DE DIOS
JORGE ARÉVALO NÁJERA

En tanto que la vida discurre por senderos tranquilos, mientras el alimento cotidiano está asegurado, el trabajo es satisfactorio y bien pagado, la salud nos permite disfrutar y el amor está presente, es fácil decir que somos creyentes devotos, que Dios es el Señor que nos rige y claro, nos sobran motivos para agradecerle todas sus bendiciones.
Pero, ¿qué sucede cuando las “ollas de carne”, las “cebollas y los melones” no abundan?, cuando los rigores del desierto (que en la Escritura simboliza la vida concreta del hombre) se hacen sentir con toda su fuerza, normalmente –salvo honrosas excepciones- la fe flaquea y ante la ausencia de evidencias que nos demuestren fehacientemente la presencia providente de Dios empezamos a añorar las seguridades que nuestros “egiptos” nos proporcionaban.
Es precisamente este fenómeno espiritual el que la primera lectura, del libro del Éxodo nos ilustra. Los Israelitas han sido liberados por Dios con signos poderosos (los flagelos/plagas desatados en contra de Egipto/realidad opresora del pueblo, la columna de fuego, la nube que les acompaña y guía, el mar que se abre y desde luego la batalla gloriosa que Yahvé entabla con el ejército de faraón) que demuestran el amor y cuidado con que dispensa a su pueblo y que sin embargo parecen olvidar cuando el hambre les aprieta la barriga.
Desde luego que el texto da para más y podemos hacer una lectura simbólico/espiritual que nos permitirá conectar el texto con todos y cada uno de nosotros en la actualidad. Yendo más allá de la historicidad del hecho de que Dios literalmente hiciera descender del cielo alguna especie de alimento material al que se llamó “maná” para satisfacer el hambre física de la gente, encontramos en la literatura rabínica que ese maná llegó a simbolizar a la Ley, a la Toráh, a la Palabra de Dios que es el verdadero alimento del hombre.
Y si el pan es simbólico, entonces el hambre también tiene que serlo y así nos encontramos con la necesidad imperiosa del ser humano por encontrar el sentido último y trascendente a la existencia. De acuerdo a la Biblia, la única realidad capaz de satisfacer esa búsqueda es la Palabra de Dios.
Sin embargo, esa Palabra aparece con un porte pequeño, encarnada en palabras humanas dichas por hombres concretos, constreñidos por una cultura y una cosmovisión determinadas. Es una Palabra que puede ser tomada como una más entre la multitud de voces que nos llaman, y sus enseñanzas como un sendero más entre muchos otros. Más aún, su propuesta no resulta la más atractiva porque nos muestra un camino espiritual que poco tiene que ver con el relumbre, la pompa y el boato que tanto seducen a los hombres y además, es una Palabra que no se impone con las evidencias contundentes que quisiéramos.
Los signos de Dios en la historia también son pequeños y frágiles a los ojos de los soberbios y ciegos, ¿Qué es una escarcha sobre el campo y que dura apenas una noche? ¿Qué son unas codornices cuyo sabor al poco tiempo acaba cansando? El significado del signo acaba desapareciendo cuando los ojos y el alma se quedan fijos en su caduca materialidad.
Hoy el amor de Dios se revela en otros “manás y codornices”, en la fragilidad de aquellos con los que compartimos la fe y la vida, en la pobreza de los signos eucarísticos del pan y el vino, en la cansina y repetitiva charla del anciano, en la enfermedad del hermano al que poco a poco vamos abandonando, en la sutil caricia de un niño o en su parloteo y algarabía incesante, en los ojos tristes y desesperanzados del niño de la calle que nos solicita una moneda, etc. Allí, sin duda, habita el alimento verdadero, el “pan de ángeles” (Sal 77) que nos revela la propia identidad y alimenta nuestra honda sed de eternidad.
La carta a los Efesios nos revela precisamente que el maná (pan) y las codornices (carne) son símbolo y tipo del anti-tipo mesiánico que es Cristo. Tres verbos definen la auténtica vida cristiana: conocer, escuchar y aprender. Los tres se refieren a Cristo, evidentemente. Es interesante notar que los verbos están conjugados en pretérito perfecto (conocieron, escucharon y aprendieron), lo cual no es meramente una cuestión lingüística sino que tiene una connotación teológica y espiritual. En efecto, el punto de partida de la vida espiritual es la acción antecedente de Dios que salva y salva en la historia, de manera concreta (conocieron), la escucha atenta de la Palabra que nos recuerda y actualiza la acción salvífica de Dios y la praxis de dicha Palabra que nos lleva a la comprensión espiritual.
En este sentido, la celebración eucarística, en cuanto acción conjunta del Dios Uno y Trino y del pueblo que celebra su fe, condensa en un conjunto de símbolos -que nos ponen en contacto con Dios mismo- la historia de la salvación que así se hace presente y actual en el hoy de nuestra vida, capacitándonos para una existencia conforme a la naturaleza nueva de los nacidos por el poder del Espíritu.
En el evangelio de Juan, Jesús  se presenta como el pan del cielo que da vida definitiva e invita a las muchedumbres que le siguen a trabajar – y trabajar en la teología Joanea se refiere a realizar las obras del Padre en pro de la liberación y plenitud humana- por el pan que no se acaba, es decir, en último término a trabajar por Cristo.
Es por ello que la muchedumbre le pregunta a Jesús sobre las obras de Dios << ¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios? >> Sin duda que las obras son parte esencial de la vida cristiana, pero el problema es que muchas veces esas obras no son precisamente las de Dios. Pensamos que la actividad por sí misma –apostolados diversos, obras de caridad, lucha política en favor de los pobres, etc.- es la respuesta, pero olvidamos que según Jesús, << la obra de Dios es que crean en aquel que él ha enviado >>.
No se trata, evidentemente, de una fe intimista descomprometida con la transformación social, sino de una fe activa que lleve a los hombres al encuentro con Cristo. De otro modo, la obra del cristiano se convierte en activismo intrascendente que fácilmente puede provocar violencia y separación. Es por ello que no basta con iniciativas sociales, económicas o políticas que pudieran solucionar el hambre material de las multitudes, sino que es necesario entregarse en el alimento partido y repartido y así mostrar al Jesús que se entregó hasta el extremo de la cruz y que continúa dándose a la humanidad en el pan eucarístico y en el gesto de entrega de su Iglesia.
Solamente este tipo de fe nos permitirá interpretar adecuadamente los signos de Dios que permanentemente surgen ante nuestros ojos.
Gracia y paz.

AUDIO REFLEXION SOBRE LAS LECTURAS DEL DOMINGO 5 DE AGOSTO DE 2012.

Te invito a escuchar mi reflexión sobre las lecturas del domingo 5 de agosto de 2012. Tema: << La Adecuada Interpretación de los Signos de Dios >>. Sigue el vínculo:

http://www.ivoox.com/reflexion-domingo-5-agosto-2012-18-ordinario-ciclo-b-audios-mp3_rf_1358694_1.html

lunes, 23 de julio de 2012

AUDIO/REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 29 DE JULIO DE 2012 XVII DOMINGO ORDINARIO CICLO B



Te invito a escuchar mi reflexión sobre las lecturas del domingo 29 de julio de 2012. El tema es << SOBRE UNAS MULTITUDES HAMBRIENTAS Y UNOS DISCÍPULOS QUE POSEEN EL ÚNICO ALIMENTO PARA SACIARLAS >>
Sigue el vínculo:


http://www.ivoox.com/audio-reflexion-sobre-lecturas-del-29-julio-audios-mp3_rf_1348533_1.html








REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 29 DE JULIO DE 2012 XVII DOMINGO ORDINARIO CICLO B



1.       LECTURAS

II Reyes 4,42-44 << En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo: "Dáselos a la gente, que coman." El criado replicó: "¿Qué hago yo con esto para cien personas?" Eliseo insistió: "Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará." Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor. >>
Efesios 4,1-6 << Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, soportaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos. >>
Juan 6,1-15 << En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?" Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo." Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Decid a la gente que se recueste en la hierba." Había mucha hierba en aquel sitio. Se recostaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: "Éste sí que es el Profeta que tenía que venir la mundo." Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo. >>


2.      REFLEXIÓN
SOBRE UNAS MULTITUDES HAMBRIENTAS Y UNOS DISCÍPULOS QUE POSEEN EL ÚNICO ALIMENTO PARA SACIARLAS
Jorge Arévalo Nájera
El hambre –juntamente con la sed y la libido- son las pulsiones más fuertes y determinantes del hombre. En efecto, todos sabemos, porque lo hemos experimentado, que el impulso sexual –entendido en su más amplia acepción, es decir, como el impulso que nos lleva a buscar la relación de contacto significativa con los otros- es el motor que nos levanta cada mañana, que nos motiva para ser mejor personas y nos lleva a buscar en todo lo que hacemos el sentido último de la existencia.
Y qué decir del hambre y la sed, quien haya experimentado cualquiera de ellas sabrá muy bien los estragos que a nivel integral provocan en el ser humano. A tal grado puede llevar la necesidad de alimento y agua que los valores morales más arraigados pueden ser olvidados con tal de satisfacer dichos impulsos biológicos. Tan sencillo como lo siguiente: si no comes y no bebes, te mueres.
Es por ello que en la Sagrada Escritura, estas tres pulsiones vitales antropológicas (hambre, sed y sexualidad) son tomadas como símbolo de necesidades espirituales que requieren ser satisfechas para que el ser humano pueda ser llamado con justicia y toda propiedad un ser viviente. Ya en el AT la Palabra de Dios se concebía como el alimento espiritual por antonomasia del creyente y la vida que de Dios procede se identificaba con el agua vivificante que calma la sed existencial <<“mi alma tiene sed de ti” (Sal 63) >> del hombre en devenir, del hombre que va realizándose en la historia.
Y no se diga en el NT, donde son célebres frases como; “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4); “pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed” (Jn 4,14); “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.” (Jn 6,35).
Estas consideraciones deberían bastar para comprender el hondo simbolismo que entrañan los textos que hoy se nos proclaman en la Asamblea Eucarística. Vayamos por partes: en la primera lectura, de 2ª Re, el profeta Eliseo recibe el pan de las primicias (20 panes de cebada y grano reciente). Ante él están 100 personas –que se deduce son personas pobres, con necesidad, pues de otro modo no se entendería el gesto profético que viene a continuación- y lo que hace Eliseo es dar la orden de repartir las primicias para que coman.
En un primer nivel de lectura, llama la atención el gesto subversivo del profeta, pues los panes de las primicias no estaban destinados a satisfacer las necesidades del pueblo, sino para ser ofrecidos a Yahvé. Para Eliseo lo importante es el hombre en su necesidad y no la ortodoxia de un rito cultual.  Dios es el Dios por los hombres, el que alimenta a su pueblo, el Dios de la vida y no el “dios” del culto, o mejor dicho, el verdadero culto a Dios se realiza en la caridad, en el encuentro que alimenta a los sufrientes.
Pero existe un segundo nivel interpretativo que es el simbólico y que permite trascender la mera historicidad del relato: por un lado, la resistencia o incredulidad del interlocutor inmediato de Eliseo que a modo de pregunta indica la clara imposibilidad de alimentar a la multitud con tan escaso pan “¿Qué hago yo con tan escaso pan?, pone el acento en el esfuerzo personal, no comprende que el que garantiza que el alimento sea suficiente e incluso sobre, es Dios mismo.
El texto está hablando ya de un alimento que va más allá del pan material, el cual resulta ser símbolo de la Palabra de Dios y entonces, está hablando –en una lectura cristológica- de la evangelización, que no consiste en una mera transmisión de enunciados religiosos, sino de una mistagogia, de la enseñanza de una forma de vida, de tal modo abierta y receptiva al Misterio que permite a éste irrumpir con toda su fuerza transformadora en la vida del singular individuo, con todas sus consecuencias personales y comunitarias.
Todo pesimismo en la labor eclesial de cara a la evangelización sería erradicado si tan sólo hiciéramos conciencia de que no somos los hombres, con nuestros elaborados proyectos pastorales quienes lograremos el éxito en la misión de tocar los corazones de las multitudes ansiosas de encontrarse con Jesús. Nosotros, la Iglesia, solamente debemos predicar a tiempo y destiempo, con nuestra voz y nuestro testimonio de vida, en todo lugar y circunstancia al Dios/pan y agua, único capaz de nutrir e irrigar a la humanidad desnutrida y sedienta. Él lo ha prometido “comerán y sobrará” y ha cumplido “comieron y sobró”.
 En la segunda lectura, de la carta a los Efesios, se explicita el tipo de vida a la que han sido llamados los cristianos, la vida eucarística. Como explica el P. César Corres en su bello comentario al evangelio de este domingo << Para los primeros cristianos, la Eucaristía lo era todo: garantía de permanencia del y con el Señor, experiencia de comunión de vida y de bienes, de identidad y de destino, síntesis de la fe y de la experiencia de iglesia, anticipo del ésjaton o último momento, en el que Cristo entregará el reino universal a su Padre, cuando él reinará en todo y en todos. La Eucaristía es, ante todo, la experiencia de ágape fraterno, que permite acercarse a los lejanos y hermanarse a los extraños. >>[1]
La vida a partir del encuentro con Jesús estaba permeada toda ella, en todos sus aspectos por la presencia real, sustancial y verdadera del Cristo. Y esto implicaba una ética concreta; a partir del reconocimiento simple y sincero de la nueva identidad filial adquirida a precio de la sangre de Cristo (humildad), relacionarse con todos a partir de los valores que Jesús mismo había vivido y que le habían ganado el amor de sus discípulos (ser amables), comprender las debilidades de los hermanos y más aún, fortalecerlos en esas debilidades mediante la entrega, la comunión de vida y bienes y el servicio (ser comprensivos y soportarse mutuamente), esforzarse en mantener la unidad comunitaria que es fruto del único Espíritu entregado por Jesús el Señor de todos y que suscita la esperanza en el mismo destino escatológico que es anticipado en la historia mediante la celebración Eucarística (todos como hermanos en Cristo abrazados al mismo Padre unidos por el vínculo indefectible del Espíritu).
Finalmente, en una página extraordinaria, Juan nos presenta su versión de la famosísima escena de la compartición de los panes –mal llamada multiplicación de los panes, porque en ningún lado dice el texto que Jesús multiplique panes-. Después de un preámbulo en el que se sitúa a Jesús en la escena (cruzamiento/éxodo de la tierra de opresión que ahora es Jerusalén/institución religiosa hacia tierra pagana que ahora se convierte con la llegada de Jesús en tierra de libertad y promesa, situación espacio/existencial de Jesús que está sentado en la montaña con sus discípulos y situación temporal del episodio << cerca de la pascua de los judíos >>, Juan nos indica que Jesús, ante el espectáculo de las multitudes que le siguen porque en él descubren la salud/salvación, toma la decisión de saciar su búsqueda existencial. Para ello, pregunta a Felipe –que simboliza  la Iglesia- << ¿con que compraremos panes para que coman éstos? >>
La respuesta de Felipe se sitúa en la misma línea que la del interlocutor de Eliseo en la primera lectura e indica un nivel de comprensión insuficiente del misterio cristológico y eclesial; el Evangelio no es cosa de cálculos matemáticos, ninguna cantidad, aunque sean 200 denarios que es una importante suma de dinero (más o menos el salario diario de un jornalero bien pagado era de un denario) puede saciar el tipo de hambre de las multitudes. La lógica humana no alcanza a comprender la fuerza liberadora y nutricia del mensaje de Jesús.
La intervención de Andrés, nos pone en el camino correcto al mostrarnos la actitud y comprensión del otro símbolo de la Iglesia que es el muchachito: él tiene solamente cinco panes y dos peces, mucho menos que los 200 denarios de los que disponían los seguidores de Jesús y que sin embargo, alcanzarán para dar de comer a todos.
Entonces viene una indicación preciosa de Jesús que pide a sus discípulos/Iglesia que inviten a la multitud a recostarse en la hierba. Es evidente que Juan tiene en mente el Salmo 23 << El Señor es mi Pastor, en lugares de delicados pastos me hará reposar. >> En la teología Joanea Jesús es el Buen Pastor escatológico anunciado por el salmista. Lo primero que se necesita escuchar es la buena nueva de la libertad y eso es precisamente lo que anuncia Jesús a las multitudes que le buscan… ¡ya son libres! Y lo hace mediante el signo profético de recostarse para comer.
Sólo los hombres libres comían recostados y lo hacían en los banquetes. Sin duda alguna esta escena es eucarística 100%, ¿Qué es la Eucaristía sino el banquete escatológico de los libertos que se reúnen convocados por el Padre mediante el Hijo por el poder del Espíritu para actualizar la libertad común alcanzada por el sacrificio de Cristo?
Y esa libertad se actualiza en el compartir los bienes y la vida, el pan/Palabra y la fe/peces y así, sus seguidores pueden y deben saciar el hambre de las multitudes con el único alimento capaz de ello, Cristo mismo que habita para siempre en el seno de su Iglesia y desde ella salta como ríos de agua viva para el mundo entero.
Gracia y paz.


[1] Corres Cadavieco César, Domingo 53, vol. 2, Ciclo B: Marcos, p. 360, Editorial Cadavieco y Suárez, S.C. México, 2011

martes, 17 de julio de 2012

AUDIO REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 22 DE JULIO DE 2012 XVI ORDINARIO CICLO B

Te invito a escuchar mi reflexión sobre las lecturas del domingo 22 de julio de 2012. El tema es << SOBRE UN PASTOR QUE REÚNE EN LA CRUZ A SUS OVEJAS QUE SE ENCUENTRAN DISPERSAS >>. sigue el vínculo:


AUDIO REFLEXIÓN LECTURAS 22 DE JULIO 2012




REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 22 DE JULIO DE 2012 XVI ORDINARIO CICLO B



1.      LECTURAS
Jeremías 23,1-6: << Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño -oráculo del Señor-. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel: "A los pastores que pastorean mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones -oráculo del Señor-. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá -oráculo del Señor-. Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El-Señor-nuestra-justicia" >>
Salmo 22: << El Señor es mi pastor, nada me falta: / en verdes praderas me hace recostar; / me conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas. Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre. / Aunque camine por cañadas oscuras, / nada temo, porque tú vas conmigo: / tu vara y tu cayado me sosiegan. Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con perfume, / y mi copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida, / y habitaré en la casa del Señor / por años sin término. >>
Efesios 2,13-18: << Hermanos: Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu. >>
Marcos 6,30-34: << En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco." Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio compasión de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con cuidado. >>
2.      REFLEXIÓN
SOBRE UN PASTOR QUE REÚNE EN LA CRUZ A SUS OVEJAS QUE SE ENCUENTRAN DISPERSAS
Jorge Arévalo Nájera
Sin duda, el tema que funge como hilo conductor de la Liturgia de la Palabra en este XVI domingo ordinario, es el de la imagen de Dios como Pastor de su pueblo y la correspondiente imagen del pueblo como el conjunto de ovejas que dependen de su Pastor.
Estas bellísimas imágenes están ancladas en la más antigua experiencia religiosa de Israel, el Salmo 22 es uno de los más añejos escritos bíblicos –esto lo han demostrado los grandes estudiosos de la literatura sapiencial y poética bíblica, que han podido rastrear las formulaciones más antiguas de este Salmo y que dieron origen a la redacción final que ha llegado hasta nosotros- y surgió en el contexto de la época nómada[1] de Israel.
Para nosotros, hombres citadinos y cosmopolitas del siglo XXI, resulta casi desconocida la experiencia del pastoreo y para entenderla adecuadamente es necesario penetrar en la cultura de los semitas, sobre todo los de los tiempos bíblicos. En primer lugar, el pastor depende de las ovejas porque ellas constituyen su sustento vital. Y ya aquí es necesario detenerse un momento para reflexionar sobre la necesidad que Dios tiene del hombre. Sí, amable lector, estamos demasiado acostumbrados a pensar que Dios no nos necesita para nada, que Él es una perfectísima esfera a la que nada le hace falta –es la imagen que de Dios tiene Aristóteles y con él, muchos cristianos- y sin embargo, ésta no es para nada la imagen que surge de una lectura atenta de la imaginería religiosa israelita.
El Dios bíblico ama y todo el que ama necesita al amado. Desde luego no se trata de una necesidad patológica o egoísta, sino de una exigencia propia del amante, que necesita al amado para hacerlo más libre, para gritarle a los cuatro vientos que es importante, bello, valioso y que le amará a pesar de todos sus defectos, sus traiciones o sus errores.  El que ama está dispuesto a renunciar incluso a sus prerrogativas o derechos si eso redunda en bien del otro (estamos hablando de un bien auténtico, de un crecimiento hacia la plenitud, no de tolerar conductas aberrantes que en nada favorecen el desarrollo de la persona y más bien le mantienen en sus vicios o errores).
El Dios que se revela en  Jesucristo, suplica, se apasiona, seduce al hombre, inclusive le ruega, toca a la puerta de su pueblo amado para que éste le deja entrar a la habitación del tálamo nupcial (Cantar de los Cantares y Apocalipsis) y le lleva al desierto para recordarle los tiempos de los amores juveniles (Oseas).
En segundo lugar, el pastor tiene autoridad porque no es un asalariado que huye ante el peligro sino que es capaz de dar la vida por su rebaño. En efecto, Cristo, el Pastor supremo ama hasta el extremo de dejarse colgar de un madero haciéndose maldito a los ojos de los hombres para asumir su pecado y reconciliarlos con Dios y entre ellos mismos, derribando  las barreras del odio, la violencia y la exclusión (Carta a los Efesios). ¡Maravillosa y admirable victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, haciendo suyas las terribles consecuencias y sin un ápice de violencia ha trastocado ésta en amor derramado para la salvación del mundo!
Los hombres están dispersos, como “ovejas sin pastor” dice expresamente Jesús en el Evangelio de Marcos, y esto remueve las entrañas de Dios que no puede soportar mirar las lastimeras condiciones en las que se encuentran las multitudes y se pone a “enseñarles con cuidado”. No se trata de una instrucción religiosa o de la transmisión de un código moral que los seres humanos habrán de seguir al pie de la letra.
“Enseñar” hace alusión en primer lugar al testimonio de vida, si Jesús puede con justicia ser  “Maestro” de todos es porque él escucha la voz de su Padre y la pone en práctica trazando así el sendero que lleva al Padre, haciéndose él mismo Camino, Verdad y Vida. “Cuidado” expresa relación afectiva, compartición de vida, destino común con el hombre. ¿No es verdad que a partir de la encarnación y con la ratificación de las opciones asumidas por Jesús, el destino del hombre es el destino del Maestro?
Sin embargo, con esto no se ha dicho todo, porque para que haya un pastor debe haber una oveja que se deje conducir. Hoy, parece que a muchos les resulta intolerable identificarse con la oveja como imagen del discípulo, porque les parece que la oveja no tiene criterio ni libertad y que únicamente obedece acríticamente las indicaciones del pastor. Y dado que en la conciencia colectiva del hombre contemporáneo esto parece contravenir la dignidad, la libertad, la creatividad y la autonomía humana, resulta lógico el rechazo al símbolo de la oveja.
Sin embargo, me parece que hay que rescatar dos características que dieron pauta para que Israel identificara a este animal con el resto fiel, con el creyente modelo. La primera de ellas es la cuasi ceguera de la oveja, lo cual le impide caminar con seguridad y por sí misma los escarpados caminos de las montañas. Si camina sola tiene asegurada la muerte. Esta característica se convirtió en símbolo de la actitud espiritual de la humildad, indispensable para reconocer que el hombre no puede, no tiene en sí mismo la capacidad de trazar su propio rumbo, para caminar hacia la plenitud necesita de la conducción de Dios.
La segunda característica es la del aguzado sentido de la escucha, que compensa su escasa capacidad visual. La oveja se guía únicamente por el sonido del cayado que el pastor hace repiquetear sobre la roca. Dios habla, hace resonar su voz en la historia mediante su Palabra consignada en la Escritura y actualizada por el pastor.
La Palabra de Dios –el cayado que hace resonar el pastor- no es de particular interpretación, Dios habla sin lugar a dudas en la Asamblea Eucarística, no en la lectura individual de la Biblia. Y la predicación o la homilía están al servicio de la Palabra, para que el pueblo comprenda mejor y pueda aplicar el dato revelado en la Escritura.
He aquí un problema muy grave en la Iglesia Católica (y me parece que en muchas iglesias cristianas) en donde el pastor resulta ser -la mayor parte de las veces- una figura decorativa sin un real peso en la vida espiritual de los fieles. A veces porque resulta imposible -dada la desproporción entre el número de fieles y el número de pastores- que haya una real relación de cercanía entre ellos.
En otras ocasiones porque no existe conciencia entre los fieles sobre el peso teológico del ministerio pastoral como una instancia normativa o simplemente no se quiere conceder dicho peso porque se rechaza una supuesta imposición o de plano no se acepta que nadie intervenga en materia de fe y costumbres. Y sin embargo, la delegación del pastoreo de Dios en la persona de sus ministros es una verdad bíblica sobre la que hay que hacer conciencia al pueblo. Por fe creemos que los pastores válidamente ordenados –de acuerdo a las leyes eclesiásticas de cada denominación religiosa- reciben de parte de Dios el carisma odegético (de conducción).
Es claro que nadie está obligado a obedecer a su pastor cuando éste va en contra directamente de algún valor evangélico, pero cuando la disposición pastoral –que puede ser disciplinaria, teológica, o espiritual- no contraviene el Evangelio, el fiel está obligado en conciencia a obedecer a su pastor si es que realmente se quiere tomar en serio la fe cristiana.
El profeta Jeremías denuncia la nefasta actitud de las autoridades religiosas que en lugar de actuar como delegados del pastoreo de Yahvé (amando y dando la vida por sus ovejas, conduciéndolas hacia verdes pastos y manantiales de agua vivificante) se han prostituido buscando su propio beneficio y esto ha provocado la dispersión de las ovejas que se han alejado de la relación de alianza/amor con Yahvé.
Desde luego que en un primer nivel de lectura, el reproche y dura condena que hace Dios mediante su profeta está dirigido a las autoridades religiosas (sacerdotes, fariseos, escribas, etc.) encargadas de la enseñanza o pastoreo del pueblo, pero en una lectura cristológica, queda anulado el reduccionismo facilón y se abre la comprensión hacia una implicación de todos y cada uno de los cristianos.
En efecto, si los sacerdotes y reyes eran los tipos, las prefiguras pastorales que anunciaban al nuevo y definitivo pastor que es Cristo, y los discípulos somos, en virtud del bautismo sacerdotes y reyes, entonces resulta claro que una de las funciones del cristiano es la de conducir a los demás al encuentro con Cristo, auténtico lugar de reposo y alimento de la humanidad.
Todos y cada uno de los seguidores del Cristo tenemos como encargo de Dios el pastoreo de algunos que él ha puesto bajo nuestro cuidado; pueden ser nuestros hijos, nuestro cónyuge, alguien que ha depositado su confianza en nosotros y nos ha privilegiado con su confidencia, esperando una orientación o consejo, etc. Puede ser que no tengamos un puesto ministerial como pastores, pero el sacerdocio y la realeza que nos es común como pueblo de Dios nos exige el ejercicio de una labor pastoral y por lo tanto, muy bien podríamos recibir de parte de Dios el mismo reproche y la misma advertencia que Jeremías hace a las autoridades religiosas de su tiempo.
Tengamos siempre presente que Cristo, el buen Pastor convoca a sus ovejas dispersas a reunirse en un sitio teológico bien concreto: la cruz, y desde allí, les envía para que ellos continúen pastoreando a la humanidad, conduciéndola hasta la tierra definitiva de libertad y plenitud que es la comunión con el Dios Uno y Trino.
                                                                                                    Gracia y paz.


[1] Nómada: Dícese de conjuntos humanos que no radican en una tierra de forma permanente sino que se asientan temporalmente y van de sitio en sitio buscando pastizales para sus ganados.

lunes, 9 de julio de 2012

AUDIO REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL DOMINGO 15 DE JULIO DE 2012 XV ORDINARIO CICLO B

Te invito a escuchar mi reflexión sobre las lecturas del domingo 15 de julio de 2012. Tema << Enviados a incomodar al mundo anunciándole que la paz y la justicia son posibles>>

Sigue el vínculo: AUDIO REFLEXIÓN DOMINGO 15 DE JULIO DE 2012



REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL DOMINGO 15 DE JULIO DE 2012 XV ORDINARIO CICLO B


1.      LECTURAS
Amós 7,12-1; << En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, a Amós: "Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país." Respondió Amós: "No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel” >>
Salmo 84; << Voy a escuchar lo que dice el Señor: / "Dios anuncia la paz / a su pueblo y a sus amigos." / La salvación está ya cerca de sus fieles, / y la gloria habitará en nuestra tierra. La misericordia y la fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan; / la fidelidad brota de la tierra, / y la justicia mira desde el cielo. El Señor nos dará lluvia, / y nuestra tierra dará su fruto. / La justicia marchará ante él, / la salvación seguirá sus pasos. >>
Efesios 1,3-14; << Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. [Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en el que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.] >>
Marcos 6,7-13; << En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. >>
2.      REFLEXIÓN

ENVIADOS PARA INCOMODAR AL MUNDO ANUNCIÁNDOLE QUE LA PAZ Y LA JUSTICIA SON POSIBLES

JORGE ARÉVALO NÁJERA

Multitud de personas buscan a Dios –entendido en este momento como la realidad trascendente, aunque no necesariamente como el Ser personal por antonomasia- para encontrar paz y consuelo en situaciones desesperadas, otras para lograr el equilibrio entre mente y cuerpo, otras más para serenar su angustia ante la muerte –siempre cercana- y garantizar de algún modo la permanencia más allá de la caducidad del momento presente. Así, se refugian en las prácticas que ofertan las diversas propuestas religiosas para que puedan por fin encontrar aquello que tanto buscan.
Misas, rezos, servicios religiosos diversos, jornadas de oración, talleres de vida, elaboradas doctrinas ratificadas como sagradas, códigos éticos complicadísimos, rituales más o menos fastuosos cargados de símbolos que nadie entiende, fórmulas esotéricas a las que sólo algunos privilegiados tienen acceso, etc., forman parte del arsenal espiritual que las religiones o movimientos “espirituales” ponen al servicio de los buscadores de lo trascendente, es decir, de aquello que está más allá de la inmediatez, de lo que el hombre puede lograr con sus propios medios.
Es verdad que cada vez más ésta búsqueda se da fuera de las religiones institucionales, pero de cualquier modo, el hombre sigue buscando la experiencia numinosa[1] como fundamento dotador de sentido para su propia vida y para el mundo que le rodea. Dígase lo que se diga, no nos bastan las explicaciones inmanentes[2] con que pretendemos dotar de sentido –o sinsentido- a las diversas parcelas de la realidad. Buscamos un “más allá”, una realidad meta-histórica que pueda, libre de los condicionamientos históricos, dar un sentido de totalidad al mundo.
Y dado que esto es así, sería de esperarse que cuando alguien anuncia a Jesucristo -a quien los cristianos confesamos como la clave hermenéutica que descifra el misterio humano y el Misterio divino-, la respuesta sería de aceptación gozosa y de pronta respuesta. Sin embargo, esto sólo sucede cuando el Dios que se anuncia resulta compatible con las expectativas de las mayorías y entonces se trata de un “dios” creado por el hombre a su imagen y semejanza (el clásico dios tapa-agujeros, el dios cumple-caprichos, el dios permisivo que acaba legitimando todas nuestras arbitrariedades, el dios providencialista que está a nuestra disposición  -siempre y cuando seamos fieles cumplidores de la normatividad religiosa- para asegurarnos un buen trabajo, salud, una bonita casa y una serie de “bendiciones” por el estilo. A fin de cuentas, un fetiche fácilmente manipulable que nada tiene que ver con el Dios revelado en Jesús de Nazaret.
Pero en buena medida, Dios es rechazado a causa de una anti-evangelización que muestra una imagen divina contraria a la libertad humana, a una autonomía relativa que permite al ser humano ejercer su creatividad en la construcción de su propia vida y la del mundo que le rodea. En este caso se trata del dios-policía, del gran ojo que todo lo vigila al más puro estilo de Sauron, el señor oscuro de la fascinante trilogía “El Señor de los Anillos” escrita por el filólogo y escritor británico J.R.R. Tolkien, o bien del dios-juez que con terrible impiedad aguarda el más mínimo error humano para descargar sobre él todo su ira, o el dios cuentachiles que registra en su libro hasta el más mínimo detalle de lo que hacemos y va poniendo palomitas o taches en la casilla correspondiente y en el juicio final hará un conteo para decidir si somos dignos de entrar al cielo, al purgatorio o definitivamente a los apretados infiernos.
Así, el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo queda oculto tras los fuegos fatuos y su poder liberador y humanizador escapa a los atribulados buscadores que tienen que conformarse con las mentiras y deformidades que la sociedad, la cultura o la religión les ponen enfrente y les venden como la perla genuina de gran valor, siendo que no vale ni un centavo.
Y es que anunciar al Dios de la Biblia no resulta sencillo por varias razones:
1.      Porque hay que hacerlo en un contexto social en el que han permeado fuertemente ideologías francamente contrarias al Evangelio y los hombres las han introyectado fuertemente en su mente.
2.      Porque las imágenes de Dios que las personas tienen, poco o nada tienen que ver con el Dios bíblico y dado que provienen del entorno religioso,  cultural o familiar, es muy complicado lograr la conciencia de la necesaria deconstrucción de dichas imágenes para iniciar un lento y fatigoso proceso de asimilación del Dios verdadero tal y como se nos ha revelado en la Biblia.
3.      Generalmente la reacción es violenta, de rechazo profundo y toma la forma de acusaciones de herejía, de anti-eclesialidad, de infidelidad a las sacrosantas tradiciones, etc.
Sin embargo, profetizar es un imperativo, un mandato expreso para todo bautizado. Ser profeta no es un añadido al cristiano, forma parte irrenunciable de su nuevo estatuto ontológico (es profeta, rey y sacerdote en virtud del Espíritu que le ha sido conferido) y por ello, es convocado a anunciar la Buena Nueva con fidelidad y mostrar a los hambrientos de Dios que ya es posible lograr una vida en la que la paz y la justicia se besan, la misericordia y la fidelidad se encuentran. Convocados a denunciar y luchar en contra de las estructuras ideológicas –aunque estén disfrazadas de piedad y huelan a sagrado- que oprimen y esclavizan a los hombres impidiéndoles ser personas plenas y felices, a edificar mediante los valores evangélicos una Iglesia y una sociedad más acorde con el reinado de Dios.
Hace muy poco tiempo, una personita muy querida por mí me hizo el privilegio de su confidencia. Abrió su corazón atribulado, temeroso y lastimado para compartirme algo que no podía mantener más en secreto. Nunca olvidaré sus ojos llenos de lágrimas al mirarme esperando mi reacción a su confidencia.
El mundo se detuvo para mí, todo quedo en suspenso, llovía afuera y le pedí al Señor que más allá de mis creencias, Él se manifestara e hiciera brillar su rostro sobre ella. ¿Qué necesitan los que sufren por cualquier causa?  ¿Un rollo dogmático, un juicio religioso sobre su situación?  ¿O que se les muestre diáfano el rostro del Dios que lo único que sabe hacer es amar sin límites y sin condiciones, que no enjuicia desde categorías humanas excluyentes y violentas sino que perdona y que acoge a todos por igual? Y créame amable lector, cuando uno hace de lado sus prejuicios y deja a Dios ser Dios, su gloria se hace visible, libera y recrea mundos nuevos. ¿Quién sabe? Tal vez esta personita ahora se deje mover por el Espíritu amoroso de Dios y se decida a buscarle y entablar una relación de amor y vivir la experiencia fascinante de hacerse discípulo del bienamado Jesús que le espera con los brazos extendidos.
Con esto no quiero decir que Dios no requiera la conversión de todos, ¿pero hemos de ser nosotros quienes decidamos lo que eso significa en cada caso particular? ¿Quiénes nos creemos para enjuiciar y condenar a los hijos de Dios? ¡Eso sí que es herejía y blasfemia, arrogancia sin límites la de querer usurpar el derecho que sólo a Dios compete! Por eso, somos enviados para incomodar al mundo, anunciándole con el testimonio y la Palabra que la paz y la justicia son posibles en medio de un mundo violento y excluyente.
Gracia y paz.


[1] El numen se entiende en la experiencia religiosa universal como una deidad dotada de un poder misterioso y fascinador.
[2] Lo inmanente se entiende en teología como lo exclusivamente mundano, intrahistórico y finito.

lunes, 2 de julio de 2012

AUDIO REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 8 DE JULIO DE 2012 XIV DOMINGO ORDINARIO CICLO B

Les invito a escuchar mi reflexión sobre las lecturas del domingo 8 de julio_XIV Ordinario Ciclo B.
Sigan el vínculo:
AUDIO REFLEXIÓN DOMINGO 8 DE JULIO 2012

REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 8 DE JULIO DE 2012 XIV DOMINGO ORDINARIO CICLO B



1.      LECTURAS
Ezequiel 2,2-5: << En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: "Hijo de Adán, yo te envió a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envió para que les digas: "Esto dice el Señor." Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos". >>
Salmo 122: << A ti levanto mis ojos, / a ti que habitas en el cielo. / Como están los ojos de los esclavos / fijos en la manos de sus señores. Como están los ojos de la esclava / fijos en las manos de su señora, / así están nuestros ojos / en el Señor, Dios nuestro, / esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia, / que estamos saciados de desprecios; / nuestra alma está saciada / del sarcasmo de los satisfechos, / del desprecio de los orgullosos. >>
2 Corintios 12,7b-10: << Hermanos: Para que no tenga soberbia por la sublimidad de las revelaciones que he tenido, llevo una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para humillarme. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: "Te basta mi gracia; mi poder se manifiesta en la debilidad." Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte. >>
Marcos 6,1-6: << En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: "¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?" Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: "No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa." No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando. >>



2.      REFLEXIÓN
PROFETAS QUE PRESUMEN DE SUS DEBILIDADES
(El fracaso que en realidad es triunfo)
Lic. Jorge Arévalo Nájera
El camino hacia el éxito sólo puede ir hacia arriba”, éste muy bien podría ser el eslogan publicitario que describiría a la perfección la mentalidad en la que hemos sido educados. Nadie en su sano juicio afirmaría lo contrario “el camino hacia el éxito sólo puede ir hacia ABAJO”, porque eso es una locura que atenta contra la lógica, el buen gusto y sobre todo, contra el orden social establecido. Creer que triunfar no es cosa de poseer sino de soltar, que no es cosa de atesorar sino de compartir, creer que servir enaltece y que querer ser servido envilece, que ser pobre (en el sentido bíblico desde luego) es la mayor riqueza y que la libertad consiste en desear poco lo poco que se tiene (estoy parafraseando a San Francisco) no es precisamente lo que la mayoría tienen en mente cuando piensan en el concepto de éxito.
Y en el orden religioso esta mentalidad no varía mucho que digamos. Los altos prelados y autoridades religiosas piensan en categorías de éxito mundano cuando elaboran sus pretenciosos planes pastorales: sólo se ha triunfado cuando se logran llenar los estadios en las visitas papales o cuando el esfuerzo misionero logra que una gran cantidad de paganos (aquellos que están fuera del ámbito de la fe cristiana) se hagan bautizar sacramentalmente.
De igual modo, una mentalidad cuantitativa más que cualitativa permea entre los fieles: muchas comuniones, rezos y confesiones garantizan la entrada directa al cielo o un activismo desenfrenado sustituye la comunión con Dios que aporta la introspección, el silencio y la oración contemplativa.
No estoy diciendo –que quede bien claro- que debamos olvidar la vida sacramental o el compromiso con los más necesitados, lo que estoy afirmando es que la espiritualidad cristiana tiene dos columnas que la sostienen: por un lado la relación místico/sacramental con Jesús y por otro lado la relación que se verifica en el encuentro de amor con los sufrientes. Prescindir de cualquiera de los dos pilares convierte el cristianismo en una falacia, en una ideología intimista (sacramentalismo) o en un activismo materialista y reduccionista del misterio de la salvación.
Pero retomemos el hilo conductor de nuestra reflexión y veamos qué nos aportan al respecto las lecturas de hoy. En la primera lectura, del libro de Ezequiel, el profeta es enviado por Dios a denunciar la obstinación y la rebelión de Israel. El Señor advierte a Ezequiel que muy probablemente lo que le espera es el fracaso. Y uno se preguntaría ¿y entonces para que enviar al profeta? ¿Por qué simplemente no deja Dios que Israel se pierda en su pecado y obtenga lo que ha elegido? ¿O por qué de una buena vez no pasa por encima de la libertad de su pueblo y les obliga a cumplir sus enseñanzas? Lo único que parece importarle a Dios es que haya un profeta en medio de Israel como testimonio y signo de su presencia paciente y amorosa.
El Salmo parece presuponer el sentimiento de dolor y frustración del profeta que ve fracasar sus intentos por lograr la conversión del pueblo. Está harto de los desprecios y de las burlas de sus destinatarios y mira fijamente y sin descanso al cielo esperando recibir la misericordia de Dios.
La 2 carta a los Corintios nos presenta a un Pablo en lucha constante contra la soberbia de saberse privilegiado por las revelaciones de Dios. Una “espina clavada en la carne” “un ángel de satanás que le apalea para humillarlo”  son las expresiones que utiliza el apóstol para referirse a un sufrimiento que le permite mantenerse con los pies bien puestos en el suelo. Algunos estudiosos opinan que podría tratarse de una enfermedad que padecía Pablo, pero tal vez se refiera a su mismo talante de orgulloso ex-fariseo que se enfrenta al fracaso de su predicación y esto lastima su ego.
Tal vez esto explicaría porque Pablo atribuye su sufrimiento al azote de un enviado de satanás (que sería su propio ego inflado hasta el extremo). De cualquier modo, lo que importa es la enseñanza que Pablo saca de esta experiencia dolorosa y permanente (le ha pedido a Dios por tres veces que lo libere de ella y en la Biblia el # 3 simboliza la totalidad de un período): es precisamente en su fracaso, en su debilidad que Dios puede resplandecer glorioso porque no hay duda alguna que es él quien logra la conversión de los corazones y no el esfuerzo misionero o pastoral del apóstol.
¡Si tan solo aprendiéramos esta enseñanza de Pablo, cuánta paz habría en nuestros atribulados corazones que buscan afanosamente el éxito inmediato! Los que somos padres de familia con hijos adolescentes hemos pasado por la dolorosa experiencia de que nuestros antaño dóciles chiquillos se convierten en críticos severos de la institución religiosa y de la misma fe y sentimos que hemos fracasado como portadores de la Palabra, que no hemos sido capaces de suscitar en ellos el deseo por las cosas de Dios.
Desde luego que es cosa sana y deseable que ante esta situación hagamos una profunda revisión de la forma en la que estamos dando testimonio de Jesucristo, tal vez en buena medida sea nuestra culpa el alejamiento de los muchachos. Pero también debemos considerar que finalmente el Evangelio es una propuesta y tarde o temprano el hombre debe dar una respuesta desde su libertad y en el fondo, los padres no somos más que sembradores de la semilla y el fruto será recogido por otros. En nuestra impotencia se manifiesta el poder de Dios. ¡Seamos profetas que presumen de sus debilidades porque en ellas reside la fuerza de Cristo! 
Para terminar esta reflexión, digamos una palabra sobre el trozo del evangelio de Marcos que hoy se nos proclama. Es un texto profundamente subversivo, desestabilizador y clave para la deconstrucción de una imagen falsa de Dios que tienen muchos cristianos y punto de partida para la construcción de una imagen más acorde con el Dios que se revela en la Sagrada Escritura.
La actitud triunfalista y del éxito inmediato que apuntábamos al inicio de esta reflexión, se corresponde con una imagen de Dios construida desde categorías que son ajenas a la Escritura. En efecto, los dioses griegos garantizan el éxito inmediato de sus adeptos. Pero resulta que esos dioses son proyecciones humanas que anhelan el poder, la belleza, el triunfo, el dinero, etc.
Por eso esos dioses son todopoderosos –capaces de hacer hasta lo más absurdo-, bellísimos –según los cánones estéticos de los griegos desde luego- y viven en un olimpo construido de oro. El Dios bíblico es totalmente diferente, no se corresponde con ninguna categoría humana, no se ajusta a sus proyecciones psicológicas y solamente atendiendo al dato revelado es posible saber algo de Él. Y dado que los cristianos afirmamos que Cristo crucificado y resucitado es la culminación de la revelación de Dios, esto significa que sólo en Cristo podemos descifrar el criptograma divino (¿Quién es Dios?)
Pues bien –y eso constituye el gran escándalo del cristianismo- Dios se ha revelado en la carne humana de un hombre concreto, Jesús de Nazaret, sólo en ella es posible conocer y relacionarse con Dios. Estamos hablando del misterio de la encarnación del Verbo Eterno que se anonada –se hace nada- y se solidariza con la debilidad y la impotencia de la creatura. Esto es precisamente de lo que habla el texto de Marcos, que afirma que Jesús NO PUDO hacer en Nazaret milagros.
Algunos comentaristas, con tal de salvar –según ellos- la divinidad de Jesús, traducen “NO QUISO”, pero el original griego dice “NO PUDO”. Es su humanidad lo que causó escándalo a sus paisanos y es su humanidad lo que sigue causando escándalo entre nosotros. Pero al mismo tiempo es su humanidad/carne/debilidad e impotencia lo que causa nuestra salvación. Es de la cruz que brota nuestra salud y es de su existencia crucificada que brota la vida nueva de los hijos de Dios.
Según Jesús, no es por algún tipo de fuerza mágica que salga de él que se obran los milagros, es por la fe de los hombres que se realizan, una fe que es apertura y confianza en Él, una fe que logra cambiar el mundo porque permite entrar en la historia las categorías de lo eterno.
Gracia y paz.