lunes, 29 de diciembre de 2014

sábado, 27 de diciembre de 2014

jueves, 18 de diciembre de 2014

Reflexión para el 4° Domingo de Adviento_2014.

Texto de mi reflexión para el 4° Domingo de Adviento_2014.

http://issuu.com/jorgearevalo7/docs/reflexi__n_domingo_21_de_diciembre_/1

Audio-reflexión 4° Domingo de Adviento, Ciclo B

Audio-reflexión teológico espiritual a partir de las lecturas del 4° Domingo de Adviento, Ciclo B: De un Dios que no habita en templos de piedra sino en una casa d e carne y sangre vivificada por el Espíritu.

http://www.ivoox.com/reflexion-21-diciembre-2014-4-adviento-audios-mp3_rf_3875220_1.html


lunes, 1 de diciembre de 2014

Reflexión sobre las lecturas del domingo 7 de diciembre de 2014_2° Domingo de Adviento Ciclo B.

Les comparto el texto de mi reflexión teológico-espiritual sobre las lecturas proclamadas en la asamblea eucarística del 2° domingo de Adviento (Ciclo B)_El significado teológico del consuelo de Dios en la vida del creyente.

VÍNCULO TEXTO REFLEXIÓN: http://issuu.com/jorgearevalo7/docs/reflexi__n_7_diciembre_2014_2___adv/1

Un abrazo.

Audio-reflexión sobre las lecturas del domingo 7 de diciembre de 2014 (2° Adviento Ciclo B)

Reflexión teológico-espiritual sobre las lecturas proclamadas en la asamblea eucarística del 2° domingo de Adviento (Ciclo B)_El significado teológico del consuelo de Dios en la vida del creyente.

VÍNCULO AUDIO: http://www.ivoox.com/reflexion-7-diciembre-2014-2-adviento-audios-mp3_rf_3801820_1.html

lunes, 24 de noviembre de 2014

lunes, 10 de noviembre de 2014

Audio/reflexión domingo 16 de noviembre de 2014_33° Ordinario, Ciclo A.

Les comparto el audio de mi reflexión sobre las lecturas del domingo 16 de noviembre de 2014_33° Domingo Ordinario, Ciclo A.

VÍNCULO AUDIO: http://www.ivoox.com/reflexion-16-noviembre-2014-33-ordinario-audios-mp3_rf_3719065_1.html

Reflexión sobre las lecturas del domingo 16 de noviembre de 2014.

Les comparto el texto de mi reflexión sobre las lecturas del Domingo 33 Ordinario, Ciclo A.

VÍNCULO TEXTO: http://issuu.com/jorgearevalo7/docs/reflexi__n_domingo_16_de_noviembre_/1

lunes, 20 de octubre de 2014

lunes, 13 de octubre de 2014

Audio/reflexión sobre las lecturas del domingo 19 de octubre de 2014.

Les comparto el audio de mi reflexión para el Domingo Mundial de las Misiones, ¿Proselitismo o inmersión del mundo en el amor trinitario?

VÍNCULO AUDIO: http://www.ivoox.com/reflexion-19-octubre-2014-domund-audios-mp3_rf_3602325_1.html

Reflexión sobre las lecturas del domingo 19 de octubre de 2014.

Les comparto mi reflexión para el Domingo Mundial de las Misiones, ¿Proselitismo o inmersión del mundo en el amor trinitario?

VÍNCULO TEXTO REFLEXIÓN: https://www.dropbox.com/s/kzir86idrvwl3jn/REFLEXION%2019%20OCTUBRE%202014_29%20ORDINARIO%20CICLO%20A_DOMUND.pdf?dl=0

lunes, 15 de septiembre de 2014

Audio/reflexión sobre las lecturas del domingo 21 de septiembre de 2014 (25° Ordinario, Ciclo A)

Les comparto el audio de mi reflexión para el domingo 21 de septiembre de 2014 (25° Ordinario Ciclo A).

VINCULO AUDIO: http://www.ivoox.com/reflexion-sobre-lecturas-del-21-septiembre-audios-mp3_rf_3497966_1.html

Reflexión sobre las lecturas del domingo 21 de septiembre de 2014 (25° Ordinario, Ciclo A)

Le comparto mi reflexión sobre las lecturas del domingo 21 de septiembre de 2014 (25° Ordinario, Ciclo A). Versa sobre el tema de la búsqueda y conocimiento de Dios en la espiritualidad cristiana.

VÍNCULO TEXTO REFLEXIÓN: https://www.dropbox.com/s/l4tg5488i196qz2/REFLEXI%C3%93N%2021%20SEPTIEMBRE%202014_25%C2%B0%20ORDINARIO%20CICLO%20A.pdf?dl=0

martes, 2 de septiembre de 2014

lunes, 25 de agosto de 2014

lunes, 18 de agosto de 2014

Audio/reflexión Domingo XXII Ordinario, Ciclo A (24 de agosto de 2014)

Les comparto el audio de mi reflexión para el próximo domingo 24 de agosto de 2014.

VÍNCULO AUDIO: http://www.ivoox.com/reflexion-domingo-24-agosto-2014-21-ordinario-audios-mp3_rf_3411689_1.html

REFLEXIÓN DOMINGO 24 DE AGOSTO DE 2014.

Les comparto mi reflexión sobre las lecturas proclamadas en la asamblea eucarística del XXI Domingo Ordinario, Ciclo A.

VÍNCULO TEXTO REFLEXIÓN: https://www.dropbox.com/s/3539xkxyzrac6pq/REFLEXI%C3%93N%2024%20AGOSTO%202014_21%C2%B0%20ORDINARIO%20CICLO%20A.pdf

lunes, 4 de agosto de 2014

Reflexión Domingo 19° Ordinario Ciclo A_10 agosto 2014.

Les comparto el texto de mi reflexión para el próximo domingo 10 de agosto de 2014:

VÍNCULO TEXTO REFLEXIÓN: https://www.dropbox.com/s/q22kw287pmmfz0t/REFLEXI%C3%93N%2010%20AGOSTO%202014_19%C2%B0%20ORDINARIO%20CICLO%20A.pdf

Audio/reflexión para el 19° Domingo Ordinario, Ciclo A

Les comparto el audio de mi reflexión para el 19° Domingo Ordinario, Ciclo A: << El miedo paralizante que nos causa el Dios de la Biblia >>

lunes, 28 de julio de 2014

Audio/Reflexión sobre las lecturas de la celebración eucarística del domingo 3 de agosto de 2014.

Les comparto el audio de mi reflexión para el domingo 3 de agosto de 2014: << Del pan, la leche y el vino que sacia el corazón humano >>

LINK AUDIO: http://www.ivoox.com/reflexion-domingo-3-agosto-2014-18-ordinario-audios-mp3_rf_3356143_1.html


REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 3 DE AGOSTO DE 2014 18° DOMINGO ORDINARIO CICLO A

1. LECTURAS
Is 55, 1-3: << ¡Oh, todos los sedientos, id por agua, y los que no tenéis plata, venid, comprad y comed, sin plata, y sin pagar, vino y leche! ¿Por qué gastar plata en lo que no es pan, y vuestro jornal en lo que no sacia? Hacedme caso y comed cosa buena, y disfrutaréis con algo sustancioso. Aplicad el oído y acudid a mí, escuchad y vivirá vuestra alma. Pues voy a firmar con vosotros una alianza eterna: las amorosas y fieles promesas hechas a David. >>
Ro 8, 35.37-39: << ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó.    Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.           >>
Mt 14, 13-21: << Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de las ciudades. Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.» Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer.» Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.» El dijo: «Traédmelos acá.»   Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños. >>
2. REFLEXIÓN

Del pan, la leche y el vino que sacia el corazón humano
Jorge Arévalo Nájera

El hambre y la sed son dos pulsiones, dos necesidades primarias del hombre que no pueden ser pasadas por alto. O se satisfacen o la muerte hace su aparición, no hay elección. Es por ello que la Biblia utiliza la imagen del hambre y la sed para simbolizar la urgente necesidad del hombre por las realidades espirituales y el pan y el vino/leche para simbolizar las realidades que pueden calmar esa vital necesidad humana.
Sin embargo –y esta es la gran tragedia humana-, el hombre es capaz de dejarse morir de inanición o de deshidratación espiritual simple y llanamente porque no se da cuenta que si bien las realidades intramundanas –siempre sensoriales- que consume vorazmente le “llenan la panza” y embotan su capacidad de percepción de su propia e ingente necesidad de Dios, único pan capaz de nutrirle y darle la vida.
Así, poco a poco, apenas sin darse cuenta van cayendo en la desnutrición y la deshidratación espiritual grave, hasta que les resulta imposible reconocer su enfermedad y por lo tanto, nunca piden –ni quieren pedir- el remedio adecuado para su mal.
Sin embargo, para aquellos que aún no se han dejado seducir por completo por las engañosas promesas del mundo y saben mirarse en su radical indigencia para volver la mirada hacia el único capaz de alimentarlos, Dios tiene palabras de eternidad que hoy resplandecen magníficas en las lecturas sagradas que se nos proclaman.
Isaías pinta con maestría un cuadro que nos muestra el sueño hecho realidad de un pueblo avasallado por jefes religiosos que lo único que le han ofrecido son panes y bebidas engañosas que le tienen al borde de la muerte. Esos “pseudoalimentos” son las ideologías religiosas del cumplimiento legalista, del sacrificio como forma de relación con Dios, de la inculcación de sentimientos culpígenos como instrumentos que alienan y someten al pueblo para satisfacer los mezquinos intereses de los poderosos.
A esos avasallados, Dios les invita a disfrutar del verdadero alimento y lo mejor de todo es que se los ofrece ¡gratuitamente! Imagínese usted amable lector –tal vez pueda hacerlo si ha padecido hambre por cualquier motivo; un ayuno cuaresmal prolongado, una situación inesperada que le impide acceder al alimento, etc.- por un momento, que su situación es desesperada, que el gasto no le alcanza –esto es una realidad para miles de compatriotas- que ya no tienen con que alimentar a sus hijos…y de pronto, un tendero providente le ofrece ir a su tienda para que ¡compre gratis! pan y leche.
¿Le sonó absurda la construcción gramatical? Pues tiene toda la razón, es absurda, ¿cómo se puede comprar algo que es gratis? Sin embargo, así lo dice Isaías y tiene una razón teológica. “Comprar” hace referencia a la respuesta humana ante la total gratuidad de la oferta. Estamos ante el siempre polémico binomio gracia-respuesta o si lo prefiere usted, gracia-libertad en el complejo relacional Dios/hombre.
Ante el don no cabe otra respuesta que la aceptación agradecida. Pero el texto va más a fondo y empieza a delinear de qué clase de alimento estamos hablando: << Aplicad el oído y acudid a mí, escuchad y vivirá vuestra alma >> Al relacionar la “escucha” y “la vida”, se deja ver que entonces el alimento es la Palabra que Dios dirige al hombre, una palabra que ciertamente es parcial –el contexto es la profecía del Antiguo Testamento- pero que apunta ya hacia la Palabra definitiva que se dirá en la alianza escatológica que es Cristo.
Isaías nos aporta otro elemento sustancial de la nueva alianza que anuncia: ¡el vino!, el vino en la simbología veterotestamentaria significa el amor, por ello, el vino no puede faltar en una boda, ¿Qué es de un matrimonio sin amor? ¡Pérdida de tiempo, falsificación y perversión de la relación conyugal!
En la carta a los Romanos, Pablo viene en nuestra ayuda para precisar aún más cuál es la piedra fundamental de esa nueva alianza anunciada por Isaías: ¡el amor de Cristo, que es lo mismo que el amor de Dios hecho carne e historia y ahora, en la plenitud de los tiempos entregado a los hombres! Aquella palabra se ha hecho visible, ha adquirido un nombre, un rostro concreto, un olor que surca todos los tiempos y llega a todos los hombres ¡olor de la Vida que palpita en el corazón del mundo!
Ese amor garantiza la indestructible unión del Eterno con el finito, de la Trascendencia con la inmanencia, de Dios con su creatura. Nada ni nadie puede deshacer esa alianza de amor…exceptuando al mismo hombre, único ser con la capacidad de despreciar a su creador.
Mateo nos presenta la conocidísima y mal llamada perícopa de la “multiplicación de los panes”. A estas alturas ya deberíamos barruntar que este maravilloso pasaje no se refiere a una mágica multiplicación de bolillos –o panes ázimos- al estilo más puro de David Copperfield.
Pero entonces, ¿cuál es el mensaje contenido en el texto? No pretendo hacer aquí una exégesis exhaustiva de la perícopa, simplemente presento algunas líneas teológicas de acuerdo a la intención que la Comisión Litúrgica le da al pasaje en el contexto de la Liturgia de la Palabra de este domingo.  En primer lugar, uno no puede dejar de notar la relación entre los hambrientos de la primera lectura y la muchedumbre de la cual se compadece Jesús. “Se hace tarde” es una indicación que hace referencia a la inminencia de la noche -símbolo de la amenaza de la muerte- y de la necesidad urgente de satisfacer su hambre.
El problema es que los discípulos piensan que cada quien debe buscar la solución “que cada quien se rasque con sus propias uñas” diríamos en “mexicano”. Para Jesús la cosa no va por allí, la solidaridad es piedra de toque en una correcta interpretación teológica de la relación entre los hombres. El problema es que los discípulos no creen que con lo poco que tienen (cinco panes y dos peces) puedan alimentar a la multitud. Es un problema de incomprensión, ellos piensan en categorías matemáticas y Jesús piensa en categorías de fe.
Con Dios las matemáticas no siempre son lógicas y dos peces y cinco panes pueden alimentar a 5000 hombres “sin contar mujeres ni niños” si se tiene fe, mientras que millones de dólares pueden no servir de nada para alimentar a unos cuantos miles si el egoísmo impera sobre la solidaridad.
Este texto es eminentemente eucarístico y nos presenta a Jesús como el Pan de Vida que satisface con creces el hambre ancestral de los hombres, hambre de plenitud y de sentido, hambre de paz y alegría sin término. ¿No es acaso precisamente eso lo que Dios nos ofrece en la Sagrada Eucaristía? En efecto, Jesús se nos da en las especies eucarísticas consagradas mediante las manos del sacerdote o los ministros –al igual que en la perícopa los discípulos son los que allegan el pan a las multitudes- y así recibimos a Cristo presente real, verdadera y sustancialmente en la hostia que manducamos.
Sin embargo, no debemos caer en el error de reducir la Eucaristía a la Misa dominical, ni mucho menos al acto puntual en el que el Espíritu convierte el pan y el vino en cuerpo y sangre de Cristo. Eucaristía es la vida toda entregada a Dios por Cristo en el poder del Espíritu, es la vida misma transformada por la gracia y dentro de esa vida, la Misa es el punto de inflexión en el que la eternidad se anticipa en la historia de modo sacramental y el hombre puede tocar –literalmente- el cielo.
Es verdad, en ocasiones parece que los panes que tenemos (Cristo nueva Ley) y peces (nuestra fe en Jesús Mesías, Hijo de Dios y Salvador) no son suficientes para alimentar a las multitudes hambrientas, pero si nos atrevemos a desafiar la lógica humana y nos abandonamos en la Palabra <<poderosa en todo>> de Jesús, experimentaremos el pan, la leche y el vino que sacian el corazón humano.

                                                                                                        Gracia y paz.

lunes, 21 de julio de 2014

AUDIO/REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 27 DE JULIO DE 2014 17° DOMINGO ORDINARIO CICLO A

Les comparto mi reflexión para el domingo 27 de julio de 2014 << Predestinados a la gloria…pero libres para elegir >>

VÍNCULO AUDIO: http://www.ivoox.com/reflexion-sobre-lecturas-del-27-julio-audios-mp3_rf_3338232_1.html

REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 27 DE JULIO DE 2014 17° DOMINGO ORDINARIO CICLO A

1. LECTURAS

1 Re 3,5-13; << En Gabaón Yahveh se apareció a Salomón en sueños por la noche. Dijo Dios: «Pídeme lo que quieras que te dé.»     Salomón dijo: «Tú has tenido gran amor a tu siervo David mi padre, porque él ha caminado en tu presencia con fidelidad, con justicia y rectitud de corazón contigo. Tú le has conservado este gran amor y le has concedido que hoy se siente en su trono un hijo suyo.  Ahora Yahveh mi Dios, tú has hecho rey a tu siervo en lugar de David mi padre, pero yo soy un niño pequeño que no sabe salir ni entrar. Tu siervo está en medio del pueblo que has elegido, pueblo numeroso que no se puede contar ni numerar por su muchedumbre. Concede, pues, a tu siervo, un corazón que escuche para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal, pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan grande?» Plugo a los ojos del Señor esta súplica de Salomón, y le dijo Dios: «Porque has pedido esto y, en vez de pedir para ti larga vida, riquezas, o la muerte de tus enemigos, has pedido discernimiento para saber juzgar,      cumplo tu ruego y te doy un corazón sabio e inteligente como no lo hubo antes de ti ni lo habrá después. También te concedo lo que no has pedido, riquezas y gloria, como no tuvo nadie entre los reyes >>

Ro 8,28-30;  << Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó >>

Mt 13, 44-52:  << «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.»  «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra>>  «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. « ¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle: «Sí.» Y él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo.» >>

2. REFLEXIÓN

Predestinados a la gloria…pero libres para elegir
Jorge Arévalo Nájera

¿Dios es todopoderoso? ¿Qué respondería usted a esta pregunta querido lector?...la mayor parte de las personas creyentes en un Ser superior contestarían afirmativamente y sin dudarlo: ¡desde luego, de otro modo no sería Dios! Y esto significa que Dios puede hacer absolutamente todo lo que quiera, en Dios se cumple a la perfección y plenitud aquella máxima popular de ¡querer es poder!
Sin embargo, hay un problema teológico con esta respuesta: si Dios puede hacer todo lo que quiere, entonces debemos concluir que no quiere acabar con el sufrimiento del inocente, con el hambre, con la guerra y la violencia –por mencionar solamente algunas de las atrocidades que viven millones de seres humanos cada día-. Claro, alguien podría decir ¡eso le corresponde al hombre resolverlo porque Dios respeta su libertad! Pero yo me pregunto si por respetar la libertad de unos se vale permitir que los más débiles sean destruidos, abusados y violentados.
Esta reflexión viene a colación porque hoy la lectura de la carta a los Romanos parece afirmar que Dios predestinó, eligió de antemano a algunos hombres para ser salvados y glorificados. Entonces, la omnipotencia de Dios resulta ser el presupuesto que legitima su autoridad para disponer de la suerte de los hombres, no solamente de su componente histórico sino también del eterno. Es decir, porque Dios todo lo puede, entonces tiene derecho a disponer a su arbitrio de la salvación o perdición de los seres humanos. Así, algunos habrían sido elegidos desde siempre para ser salvos y otros para perderse.
La doctrina calvinista sobre la predestinación pretende resolver el problema argumentando que no hay injusticia alguna en Dios dado que todos han pecado y todos merecen la condenación, por lo que al salvar a algunos se manifiesta su misericordia y al condenar a otros se manifiesta su justicia...curiosa argumentación teológica del gran Calvino, ¿no les parece?, sobre todo porque pretendiendo salvaguardar la justicia de Dios, acaba pervirtiendo por completo el orden de la gracia y la libertad humana.
La primera lectura, del libro primero de los Reyes nos pone en el camino de una recta interpretación de este controversial texto de Pablo. Aquí, Dios no impone nada al futuro rey de Israel, simplemente le pone delante el ejercicio de su libertad: “Pídeme lo que quieras que te dé”, la pelota está en juego del lado de la cancha de Salomón, Dios se ha echado la soga al cuello porque él no sabe lo que pedirá el rey en ciernes.
¡Ya me parece escuchar las protestas de más de algún lector! ¡Pero claro que lo sabía, si él conoce el futuro! Otro craso error ocasionado por una falsa imagen de Dios que proviene de una mala evangelización. Es verdad que Dios conoce todo lo que existe, pero no puede conocer lo que no existe, y el futuro es sólo una posibilidad y no una realidad. Pretender que se pueda conocer el futuro es afirmar que la libertad humana no existe en realidad y eso es ir en contra directamente de la revelación.
Dios se ve sorprendido por la petición de Salomón. En primer lugar, el hijo de David reconoce su pequeñez ante la magnificencia de la misión. En segundo lugar, acepta que solamente Dios puede conceder los dones necesarios para tan grande empresa (juzgar a su pueblo, es decir, conducirlo hacia una vivencia en fidelidad a la alianza) y finalmente pide a Dios un corazón que escuche para discernir y juzgar adecuadamente.
Aquí es necesario detenernos para reflexionar más detenidamente sobre una realidad central y estructurante de la vida cristiana, y que desafortunadamente es muy poco asumida y considerada. Me refiero al discernimiento cristiano.
Partamos del significado del símbolo “corazón”; en la Biblia, los órganos corporales representan dimensiones espirituales de la persona. Así, la mano representa la capacidad de transformación de la realidad mediante acciones concretas; los pies simbolizan el movimiento espiritual que hace salir de las esclavitudes hacia la libertad; el ojo simboliza la inteligencia para descubrir el sentido profundo de la realidad, etc. En el caso del corazón, éste representa la sede de la sabiduría (capacidad de discernir el bien del mal, es decir, aquello que realiza al hombre en su dignidad de imagen de Dios de aquello que se opone a su plena realización)
En la vida cristiana (entendida como seguimiento existencial en pos de Cristo) el discernimiento es absolutamente indispensable. En las primeras etapas de la espiritualidad, no es difícil distinguir entre lo bueno y lo malo (por ejemplo, no se necesita más allá de un conocimiento básico del Evangelio para saber que no compartir los bienes es una actitud claramente contraria a la enseñanza de Jesús y que compartirlos es una actitud congruente con la fe), pero a medida que se va profundizando en la espiritualidad (que no es otra cosa que la relación de amor con Jesús), aquello que llamaba San Ignacio de Loyola “el espíritu malo” se va mostrando mucho más sutil y resulta más difícil discernir entre aquello que nos intima mayormente con Dios de aquello que nos aleja de él.
Y ¿qué es aquello que nos intima más con Dios?, es ahora Pablo quien viene en nuestra ayuda. El objetivo final de la elección y predestinación con que Dios agracia a sus elegidos es la glorificación, pero… ¿en qué consiste esta glorificación? En la teología neotestamentaria y específicamente en la tradición teológica de Juan, la glorificación de Jesús (hacia la cual atraerá a todos los hombres) es la cruz. De tal modo que la glorificación no es una especie de reconocimiento vanaglorioso y excluyente sino una misión que consiste en atraer a todos hacia Dios mediante una vida que se entrega en servicio por los hombres. La cruz es la sabiduría de Dios aunque resulte locura para el hombre y por lo tanto, en ella reside finalmente el criterio decisivo para discernir lo bueno de lo malo.
Sin embargo, la cruz, vista exclusivamente en su portada aterradora de sufrimiento y de renuncia, no resulta de ningún modo apetecible y digámoslo francamente, resulta imposible de vivir. Mateo vuelve a mostrarnos el camino, el “secreto” que permite abrazar la cruz como forma de vida.
En efecto, el evangelista compara el reino con un tesoro y con una perla de gran valía. En ambos casos predomina –tanto en el que encuentra el tesoro como en el comerciante de perlas valiosas- la actitud de la alegría, que mueve al hombre para vender todo y adquirir el terreno donde está el tesoro o la perla. Si la Iglesia quiere realmente adquirir peso específico en medio de la sociedad contemporánea, deberá dejar de lado una predicación y enseñanza del Evangelio que consista en amenazar o llenar de miedo para obligar a aceptar unas ciertas verdades doctrinales y empezar a testimoniar la alegría de haber encontrado un tesoro por el cual vale la pena desprenderse de todo y ser así vehículo eficaz que ponga en contacto a los hombres con la fuente de la vida que es Dios mismo.
De este modo, los hombres podrán levantar la mirada más allá del miedo para tomar con total seriedad la radicalidad que el mismo Evangelio exige y abrirse gozosamente a la inefable experiencia de sintetizar su absoluta novedad y el pasado desde el cual Dios ha venido actuando para salvarlos.

                                                                                                   Gracia y paz.

lunes, 14 de julio de 2014

AUDIO/REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 20 DE JULIO DE 2014 16° DOMINGO ORDINARIO CICLO A

Les comparto el audio de mi reflexión sobre las lecturas del 16° Domingo Ordinario, Ciclo A.
<< Dos caras de la misma moneda: paciencia misericordiosa y justicia de Dios >>

VÍNCULO AUDIO: http://www.ivoox.com/reflexion-20-julio-2014-16-ordinario-ciclo-a-audios-mp3_rf_3314339_1.html

REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 20 DE JULIO DE 2014 16° DOMINGO ORDINARIO CICLO A

1. LECTURAS
Sab 12,13,16-19: << Fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todo, ante quien tengas que justificar tu sentencia. Tu poder es el principio de la justicia, y tu soberanía universal te hace perdonar a todos. Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total, y reprimes la audacia de los que no lo conocen. Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto quieres. Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento. >>
Sal 85: << Tú, Señor, eres bueno y clemente, / rico en misericordia con los que te invocan. / Señor, escucha mi oración, / atiende a la voz de mi súplica. Todos los pueblos vendrán / a postrarse en tu presencia, Señor; / bendecirán tu nombre: / "Grande eres tú, y haces maravillas; / tú eres el único Dios."  Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, / lento a la cólera, rico en piedad y leal, / mírame, ten compasión de mí.  >>
Ro 8,26-27: << Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. >>
Mt 13,24-43: << En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: "El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.'"" Les propuso esta otra parábola: "El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas." Les dijo otra parábola: "El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente." Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta:
"Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo." Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: "Acláranos la parábola de la cizaña en el campo." Él les contestó: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga." >>
2. REFLEXIÓN
Dos caras de la misma moneda: paciencia misericordiosa y justicia de Dios.
Jorge Arévalo Nájera
Amor y justicia, misericordia y juicio son conceptos difíciles de armonizar cuando de la relación de Dios con el hombre se habla. ¿Cómo es posible que Dios, todo bondad y misericordia pueda en un momento dado condenar a un hombre?, ¿No es acaso un abuso de poder inaceptable que el Absoluto e infinito pueda mandar a un ser finito al lugar del castigo eterno?, ¿Merecen unos actos pecaminosos o inclusive la actitud porfiada de un ser por naturaleza débil y temporal un estado de vida permanentemente fracasado?
Es un debate que está todavía lejos de ser agotado y mucho menos solucionado. El esfuerzo teológico por arrojar luz en la inteligencia de tan arduo problema, puede decirse que se divide en dos grandes posturas: la primera afirma que la apocatástasis (salvación escatológica de todo lo existente, inclusive de los réprobos que pudieran estar en el infierno y del mismísimo Satanás), es la meta final de la creación.
La segunda, aunque no niega la misericordia y longanimidad (paciencia de Dios que acoge al hombre en su miseria) divina  en el tiempo presente,  tampoco niega (al menos como real posibilidad) un juicio en el que aquel que contumazmente se cierre al amor, a la solidaridad y a las mociones del Espíritu, será declarado excluido de la bienaventuranza eterna.
A mi parecer, esta última postura hace mayor justicia a la tradición teológica de la Escritura y la Tradición bimilenaria de la Iglesia. En la Biblia existen muchos textos que atestiguan la firme creencia en un “castigo” trans-histórico para los pecadores contumaces o lo que es lo mismo, un estadio escatológico de frustración existencial definitiva e irrevocable. En categorías religiosas cristianas, esto se expresa con  la imagen simbólica del “infierno” (aclaro, la imagen es simbólica, pero la realidad que se expresa con ella es REAL).
Sospecho que mucho de la renuencia para aceptar la realidad no sólo del infierno, sino de todas las realidades escatológicas (cielo, infierno, purgatorio, juicio final, etc.) tiene que ver con una conceptualización errónea de dichas realidades, y esto debido a una catequesis y predicación que tiene que ver más con la imagineria de Dante Alighieri y su Divina Comedia que con la mentalidad y forma expresiva semita o bíblica. Es curioso constatar que muchísimas personas que se confiesan creyentes en un ser personal trascendente (llámesele como se le llame) o inclusive entre no pocos cristianos, al preguntárseles sobre lo que entienden de las realidades escatológicas, manifiestan desconocimiento o conocimiento precario y erróneo sobre estos tópicos o lo que es más sorprendente todavía, ¡No creen en ellos!
Y no pienso que estos temas interesen solamente a los eruditos académicos, pues la imagen de Dios que subyace en los conceptos de misericordia, paciencia, pecado, juicio, cielo, infierno, etc., tiene una incidencia determinante en la manera concreta de vivir la fe en el mundo concreto del singular individuo y de la comunidad cristiana. Si imagino a Dios como un ancianito bonachón que finalmente todo lo perdona, trivializo la gravedad del pecado y la necesidad de una auténtica conversión, pero si lo imagino como el severo juez que lleva la cuenta pormenorizada de cada uno de mis pecados y mis acciones buenas para al final hacer balance y juzgar al estilo de la jurisprudencia romana en la que se da a cada cual según se incline la balanza de la invidente dama, pues estamos en la dinámica de una relación coercitiva y retributiva que tarde o temprano acaba negando la gratuidad de la salvación y el amor como fundamento de la relación Dios-hombre.
La Palabra nos pone en el camino de una clara imagen de quien es Dios de cara al hombre, o dicho de otra manera, del actuar de Dios para con el Hombre:
 “Tu fuerza es el principio de tu justicia y tu señorío sobre todos los seres te hace indulgente con todos ellos” proclama el libro de la Sabiduría, y es que la fuerza de Dios es su amor, y la imagen plástica más elocuente es el crucificado, de cuyo costado brota la vida que renueva la faz de la tierra. En algún domingo anterior, la Escritura nos ha presentado qué clase de rey rige sobre la humanidad, es un rey montado sobre un pollino, humilde y manso de corazón, es uno que domina mediante el amor entregado hasta el extremo, el buen pastor que ha dado su vida por las ovejas y precisamente porque se ha sumergido en las profundidades abismales de la creatureidad pecaminosa, es un Señor capaz de compadecerse y de ser indulgente con nosotros y tenemos la esperanza del perdón de nuestros pecados y transgresiones y podemos clamar ¡Vuélvete a mí, tenme compasión! (Salmo).
Pero esto no significa que el Señor sea un Dios simplón y permisivo al que se le puede dar la vuelta con argucias humanas, su longanimidad (paciencia misericordiosa) es capaz de abrazar todas nuestras miserias, sin límite ni restricciones, pero este paciente y amoroso abrazo de Dios tiene un objetivo ¡lograr la conversión del pecador! En el libro del Génesis se nos presenta la imagen del Espíritu que aletea sobre las aguas caóticas, y una de las más bellas interpretaciones que se han dado a este aletear de Dios, es la evocación de la imagen de Dios como un ave que abre sus alas sobre sus polluelos en ciernes para incubarlos y esperar pacientemente a que salgan del cascarón convertidos en aves capaces de remontar el vuelo. Es Dios que incuba en el pecado, en el caos, a la espera de ver el despertar del hombre empecatado.
Romanos nos dice que es precisamente el Espíritu quien viene en nuestra ayuda, intercediendo ante el Padre para que logremos su aspiración (que es la misma que la nuestra), la plenitud del hombre. El Espíritu es siempre dinamismo, fuerza que transforma, creación de continuo, superación de lo estático, apertura hacia horizontes siempre nuevos, es siempre inquietante y mordente que intranquiliza, la paz del espíritu no significa inmovilidad ni quietud, es agua torrencial que desarraiga y al mismo tiempo vivifica al que sabe sumarse a su fuerza.
Por ello, un creyente que afirma tener una relación con el Espíritu y al mismo tiempo su vida espiritual es la misma que hace 2, 3, 4 años, se engaña a sí mismo. Es verdad que en ocasiones el Espíritu acaricia suavemente y extasía con su presencia, pero finalmente toda experiencia espiritual auténtica introduce mociones que si se siguen, cambian al hombre. Dios abraza la miseria, pero al mismo tiempo imprime un movimiento de “salida” que va de la condición de pecado hacia la libertad de los hijos de Dios.
El evangelista Mateo (o Jesús) como quiera que sea, nos propone varias parábolas en las que nos muestra diversos aspectos de la interrelación entre la buena semilla (los hijos del reino) y la mala semilla (los hijos del maligno). Los hijos de Dios no tienen opción, viven en el mundo y coexisten con los hacedores de la iniquidad y en muchas ocasiones es imposible distinguirlos (parece que ni los mismos enviados de Jesús son capaces de hacerlo, al menos hasta el momento de la siega final).
Los frutos parciales son ambiguos en la historia, las motivaciones pueden ser espurias, los “actos de amor” pueden ser el disfraz de la soberbia más demoníaca… en la ambigüedad del eón presente, Dios aguarda, incuba, deja que su Palabra actúe eficazmente en los corazones para que germinen los hombres nuevos, los hijos del Reino (parábola del sembrador) que finalmente serán sembrados en el mundo para transformarlo según el proyecto de Dios. He aquí la razón profunda de la longanimidad del Señor, las cosas no pueden apresurarse, así como la semilla requiere de tiempo para convertirse en árbol que anida a los pájaros, el hombre que nace de la escucha de la Palabra requiere de la acción lenta y perseverante del Espíritu para lograr el trigo que resplandece como el sol en el Reino del Padre.
Pero no olvidemos que Gracia de Dios y respuesta humana a su amor antecedente son dimensiones dialécticas e irrenunciables de la salvación. Es cierto que la salvación es un don siempre inalcanzable e inmerecido, pero es igualmente cierto que sin la respuesta del hombre que se concretiza en obras de amor dicha salvación no se hace eficaz. En el fondo, infierno quiere decir estado permanente de frustración en el que el hombre decidió libremente no responder al llamado del amor, haciendo ineficaz la Gracia derramada por el Señor, y el juicio no es más que la constatación “in aeternum” de lo que el hombre mismo ha escogido para sí.
El amor del Señor abraza y espera pacientemente la conversión del ser humano, que siempre lleva buen fruto, pero el amor también desenmascara y enjuicia, exige y sanciona las actitudes egoístas en las que el hombre se repliega sobre sí mismo. Así, longanimidad y juicio son fruto del amor, dos caras de una misma moneda.


Gracia y paz.

martes, 8 de julio de 2014

¿Es Jesús para todos?

¿Puede un creyente -a fuerza de ser objetivo- afirmar con verdad que un ser humano que lucha por la justicia, se esfuerza por ser honesto, solidario con los necesitados y amable con todos, tolerante y respetuoso, pero perteneciente a una tradición religiosa diversa a la suya o incluso ajeno a cualquier religión, se condenará? ¿Es la salvación una categoría exclusivista o universal? ¿Es Jesús propiedad de alguien o patrimonio de todo el género humano?

lunes, 7 de julio de 2014

AUDIO/REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 13 DE JULIO DE 2014 DOMINGO 15° DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

Les comparto el audio de mi reflexión para el 15° Domingo Ordinario, Ciclo A:  << Escuchar para dar fruto >>

VÍNCULO AUDIO: http://www.ivoox.com/reflexion-13-julio-2014-15-domingo-ordinario-ciclo-audios-mp3_rf_3291117_1.html

REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 13 DE JULIO DE 2014 DOMINGO 15° DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

1. LECTURAS

Is 55, 10-11 << Así dice el Señor: "Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo." >>

Sal 64, 10-14 << Tú cuidas de la tierra, la riegas / y la enriqueces sin medida; / la acequia de Dios va llena de agua, / preparas los trigales. Riegas los surcos, igualas los terrones, / tu llovizna los deja mullidos, / bendices sus brotes.  Coronas el año con tus bienes, / tus carriles rezuman abundancia; / rezuman los pastos del páramo, / y las colinas se orlan de alegría.  Las praderas se cubren de rebaños, / y los valles se visten de mieses, / que aclaman y cantan.  >>

Ro 8, 18-23 << Hermanos: Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. >>

Mt 13, 1-23 << Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: "Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga." [Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" Él les contestó: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure." ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!
Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno."] >>

2. REFLEXIÓN

Escuchar para dar fruto

Jorge Arévalo Nájera

El Dios de los cristianos no parece responder a las exigencias del mundo contemporáneo, tan dado al pragmatismo, a los resultados claros y evidentes, a la eficacia visible e inmediata. Dado que en términos generales el aspecto objetivo de la realidad, es decir aquello que el hombre puede percibir a simple vista, no se corresponde con sus ideales de libertad, de gozo, de paz y plenitud, sino que por el contrario le grita a voz en cuello que toda búsqueda humana por alcanzar esos ideales es mera utopía, estupidez, vanidad y sinsentido, el hombre acaba por sumergirse en la irreflexión y la vanagloria de los placeres superficiales que de algún modo hacen de paliativo al absurdo de la existencia.

Para el ser religioso (en el sentido más fuerte y positivo del término), el encuentro con Dios no resulta nada fácil, pues la relación no puede darse de la misma forma que entre dos seres de igual estatuto ontológico (lo cual ya es bastante fatigoso de cualquier modo), sino que es la relación entre dos seres que tienen que habérselas con una abismal diferencia no solo cuantitativa sino y sobre todo cualitativa.

 Dios no es sólo más que el hombre sino que es DISTINTO de él. Aquí es donde el hombre encuentra su principal dificultad para relacionarse con el Absoluto. No estamos en modo algunos capacitados para relacionarnos  con lo que no entendemos, todo lo queremos adecuar o enmarcar en nuestro sistema interpretativo y cuando no lo logramos, esa realidad indescifrable aparece a nuestros ojos como un gran interrogante que nos llena de temor, y claro está, la salida más fácil es desentendernos de ella o adecuarla (aún a costa de su verdadera identidad) a nuestra voluntad.

Cuando escucho o miro algunas expresiones que brotan de la religiosidad cristiana me pregunto qué tanto manifiestan una auténtica experiencia del Dios Uno y Trino revelado por y en Jesús, ¿No serán más bien expresiones plásticas o verbales que proyectan una falsa idea de Dios?

Pero aún el auténtico creyente, aquel que se toma en serio la Palabra que Dios le pronuncia y hace de ella su valuarte y punto de referencia para su vida entera, se enfrenta con la dificultad de una Palabra divina, trascendente, meta-histórica, absoluta, que viene vehiculada por otra palabra, ésta humana, histórica y por lo tanto contingente, anclada a una cierta cosmovisión, a una particular cultura, a un determinado lenguaje que responde a los condicionamientos propios de lo histórico.

Es la única forma en que el hombre puede recibir la Palabra trascendente, inteligirla y hacerla suya, de otro modo, quedaría estéril, inalcanzable y en el fondo inútil. El texto del profeta Isaías lo hace notar con claridad meridiana y con una forma poética extraordinaria: “Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié”. En cierto modo, podemos decir que la Palabra de Dios al comunicarse a los hombres deja su “lugar” propio, se autoexilia al penetrar en el mundo del hombre, es la eternidad que se encarna en la ambigüedad de la historia para tocar a la criatura. ¿Cuanto durará su exilio? ¡Hasta que haya realizado lo que le plugo a Dios y haya cumplido aquello a lo que la envió! Naturalmente que el profeta no tenía idea del alcance y significado que sus palabras adquirirían tras el acontecimiento Cristo.

En una lectura cristiana del texto de Isaías, es posible interpretar la profecía como un anuncio de la encarnación del Verbo eterno. En efecto, Jesús es la más densa encarnación de la Palabra, que ya de algún modo y prefigurativamente se “encarnó” en la palabra profética de Isaías, Jeremías, Ezequiel, y tantos profetas modernos que anunciaron y anuncian la única Palabra capaz de fecundar al mundo y hacer brotar los frutos que necesita. Pero en Jesús, esa Palabra se ha encarnado literalmente, de tal modo que quien vio a Jesús, vio a esa Palabra en forma perceptible a los sentidos. ¿Puede acaso la mente comprender tan inefable misterio? Una vez más somos invitados a arrojarnos confiadamente en los brazos divinos que esperan en la oscuridad del no saber.

Pero la encarnación de la Palabra y por lo tanto su exilio no ha terminado aún, su misión no se ha completado, en su carta a los Romanos Pablo afirma que la creación todavía espera ansiosa la “revelación de los hijos de Dios” y la “liberación de la servidumbre de la corrupción” y como con dolores de parto se va gestando el nuevo cosmos crístico que florecerá finalmente en el ésjaton que le aguarda.

Mientras tanto, también el hombre espera “el rescate definitivo de su cuerpo”, es decir la total plenificación humana que se manifestará diáfanamente en su modo de estar ante el mundo, transparentando e irradiando la divinidad que le habrá penetrado en la totalidad de su ser. La única herramienta con que el creyente cuenta para caminar por los escarpados vericuetos de la historia es la Palabra. Quizá el lector podría objetar que el Espíritu nos ha sido dado precisamente para caminar como discípulos, y seguramente que tendría razón, pero no hay que olvidar que el Espíritu no actúa independientemente de la Palabra, más aún, según el Evangelio de Marcos el Espíritu desciende sobre Jesús en el episodio del bautismo del Señor, con lo cual el evangelista nos está diciendo que Jesús es ahora el “lugar” de acción del <<ruaj>> (Espíritu) de Dios.

En el Evangelio según San Lucas, Cristo es el portador del Espíritu. En Cristo, Palabra encarnada se encuentra la fuerza capaz de someter el caos. Cristo es la fuerza para tomar la camilla y caminar como hombre libre. Cristo es por ello el Camino, la Verdad y la Vida, Cristo es la Palabra que unida sustancial e indefectiblemente al Espíritu, lleva a la creación hasta su consumación definitiva en el Padre.

Así, en el devenir de la historia, el creyente debe fiarse de la <<oscura eficacia>> de la Palabra que actúa en los corazones y en la ambigüedad de la vida terrena, el discípulo es llamado a considerar su actitud y disposición de cara a la Palabra. El Evangelio de Mateo nos presenta uno de los textos evangélicos más conocidos, no solamente entre los cristianos sino en el mundo entero: la parábola del sembrador. Este texto es riquísimo en intuiciones espirituales de aplicación irrenunciable en la vida de todo aquel que pretenda llamarse seguidor de Jesús. Por ahora solamente nos fijaremos en un aspecto: Jesús mismo explica el simbolismo de la tierra, de la semilla, de los pájaros, del mismo sembrador, de los abrojos, etc.

La tierra simboliza el corazón del hombre (que en la mentalidad semita o bíblica) no es la sede de los sentimientos (como sí lo es en nuestra cultura occidental) sino de la sabiduría, es en el corazón donde se recibe la Palabra, se medita y se toman las decisiones que marcan rumbo en la vida espiritual. El “corazón” está en íntima conexión con los “oídos” y los “ojos”: <<Porque se ha embotado el corazón de este pueblo. Han hecho duros sus oídos y sus ojos han cerrado>>, la consecuencia es que al no “escuchar” es decir no atender con actitud receptiva la Palabra, su verdad queda fuera del alcance del entendimiento profundo y no puede descubrirse la acción de Dios en la urdimbre de los acontecimientos.

Así pues, hoy somos invitados a asumir una actitud verdaderamente creyente, una actitud permanente y perseverante de escucha de la Palabra que nos permita discernir con sabiduría para abrazar el camino de la plenitud y gozarnos con las obras redentoras que el Señor realiza en nuestras vidas. Invitados pues a tener oídos para dar frutos al ciento, al sesenta y al treinta.


Gracia y paz.