lunes, 23 de diciembre de 2013

REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 29 DE DICIEMBRE DE 2013 (LA SAGRADA FAMILIA CICLO A)


1. Lecturas
 Si (Eclesiástico) 3,3-7.14-17: Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.
Sal 127: Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida.
Col 3,12-21: Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.
Mt 2,13-15.19-23: Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.»
 Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.
2. Reflexión
Sobre una familia temerosa de su Padre, llamada a salir de Egipto y a vivir en Nazaret de Galilea
Jorge Arévalo Nájera
Hoy celebramos la festividad de la Sagrada Familia. Mucho se ha escrito sobre la familia formada por María, José y el niño Jesús en cuanto paradigma de la familia humana, y no es mi intención abundar en este sentido. Más bien, quiero fijarme en ella como prototipo de la Iglesia exódica y temerosa de su Padre (la familia sale hacia Egipto apenas José recibe la revelación en sueños), llena de la plenitud de Cristo (María con el pequeño niño)  y radicada en la universalidad (la familia se queda a vivir en Nazaret de Galilea).
Pero no nos adelantemos y vayamos al análisis de la primera lectura, tomada del libro del Eclesiástico o Sirácida. El texto, en un primer nivel de lectura, nos indica la actitud que todo hijo de Israel debe guardar hacia su padre humano, es, digámoslo así, como una explicitación de la torot (enseñanza) sobre el honrar a los padres. Pero en un segundo nivel de lectura, el hijo al cual se dirige la enseñanza del sabio, engloba a todo el pueblo, de tal modo que acaba representándolo y universalizando así la enseñanza. El padre humano representa entonces a Dios mismo. Así las cosas, el paradigmático hijo se caracteriza por “honrar permanentemente a su padre” y ¿qué significa eso exactamente, en la mentalidad del sabio?
-Respetarlo: el respeto es la actitud permanente de acogida del misterio personal del otro, sin componendas ni ambigüedades, sin querer cambiar nada de él, aceptándolo tal como es, maravillándose de su otreidad y diferencia. En el caso del respeto al padre humano, evidentemente  exige el reconocimiento del ascendiente paterno, de su autoridad sobre el hijo. En el caso del respeto hacia Dios, la acogida se traduce en obediencia reverencial, en temor de Dios (reconocimiento de su majestuosidad y bonomía absolutas). El hijo de Dios siempre sabe reconocer que su Padre tiene la última palabra, porque esa palabra es ante todo, bendición, plenificación, ruta segura que lleva a buen puerto. Temer a Dios no significa tenerle miedo, sino obedecerle reverencialmente porque se le descubre como fuente de toda bondad y por ello, omnipotente y fascinante.
-Perseverancia en el acompañamiento del padre: a nivel de ley, no abandonar al padre significa desde luego no dejarlo a su suerte –sobre todo en la vejez, cuando las fuerzas le han abandonado y no puede valerse por sí mismo-, pero en cuanto a la relación con Dios, “acompañar a Dios” significa comunión de vida, fidelidad a  la alianza, y en el Nuevo Testamento significa seguimiento, “estar con Jesús”, vigilia constante, abrazo del proyecto de Dios, etc. “No abochornarlo” significa vivir de acuerdo al código paterno de misericordia y solidaridad con los sufrientes.
El Salmo, reitera los frutos que se desprenden del temor a Dios:
- Comer del fruto de tu trabajo: en el relato de los orígenes teológicos del pecado y sus consecuencias[1], se nos dice que uno de los efectos de poner oídos sordos a la Palabra, es precisamente la desavenencia con el cosmos, la relación con el entorno vital, que originalmente era un jardín espacioso y lleno de árboles apetitosos a la vista y buenos para comer y ahora se torna una tierra de abrojos a la que hay que arrancarle con fatiga sus frutos para comer. Pues bien, la solución a tan desoladora situación no es otra que temer al Señor y seguir sus caminos. Dicho de otra manera, reconocerlo a él como la fuente de todo bien y acoger existencialmente su Palabra es la clave de recuperación de la armonía cósmica.
- La fecundidad de la mujer: recordemos que para los hombres bíblicos del A.T., no existía el concepto de la resurrección[2] y su referencia a la permanencia y plenitud se circunscribía a la imagen de una prole numerosa que garantizara la perpetuación de la semilla paterna. El temeroso de Yahvé tiene, sin embargo, garantizado dicho futuro de plenitud.
La carta a los Colosenses elenca las características propias de la familia de Dios-la comunidad cristiana- que ha surgido no por iniciativa humana sino por la libérrima y amorosa elección de Dios (han sido elegidos por amor) y que aparta a los suyos del mundo (son santos):
  1. Misericordia –amar a los hermanos en su miseria- arraigada en las entrañas mismas y por ello irrenunciable (¿acaso puede uno arrancarse las entrañas y vivir?)
  2.  Bondad –responde perfectamente a la identidad de hijos que le ha sido conferida- siempre manifiesta; humildad –reconocimiento de la pequeñez intrínseca a su creatureidad al mismo tiempo que de su dignidad como hijos- que le permite hacerse servidora de todos.
  3. Dulzura –amabilidad, trato suave, que es fruto de una renuncia total a toda forma de autoritarismo y violencia-
  4. Y sobre todo, la comunidad está llena de la paz de Cristo y esto le permite amar sin condiciones.
No cabe duda que dichas virtudes deben ser vividas –siempre como fruto de la gracia- al interior de toda sociedad humana y especialmente en la familia humana cristiana para que pueda realmente ser germen de una sociedad nueva y alternativa.
Finalmente, el evangelio de Mateo nos presenta el conocidísimo texto navideño del aviso en sueños a José para que abandone su tierra y huya a Egipto ante la amenaza del asesino Herodes de matar al niño. Allí permanece la Sagrada Familia hasta que Dios mismo –la figura del ángel del Señor es un recurso literario teológico para designar a Yahvé- le avisa, otra vez en sueños, que Herodes ha muerto y le ordena que regrese a Israel. Así lo hace, pero no vuelve a Judea sino a Nazaret de Galilea por temor al sucesor de Herodes que reina en Judea. El texto está lleno de reminiscencias del A.T., lo que nos hace pensar que se trata –en esto están de acuerdo la mayoría de los estudiosos del Nuevo Testamento- en que se trata de un midrash cristiano[3] y no de una narración histórica.
José representa al resto fiel de Israel, caracterizado precisamente por su humildad, su temor de Yahvé y su apego irrestricto a la Palabra. El sueño simboliza el espacio que posibilita la comunicación con Dios en tanto que es la renuncia del hombre para encuadrar lo divino dentro de las categorías conceptuales y la apertura a la dimensión mistérica e inapresable de Dios. Podríamos decir que el resto fiel vive en un permanente sueño –José recibe en tan sólo diez versículos dos revelaciones en sueños- y por lo tanto, en posibilidad de recibir la revelación de Dios. Por ello, José es un personaje paradigmático para todo creyente ¿acaso la perentoria invitación de Jesús a velar y orar constantemente no es un llamado a ser como José?
Levantarse” es la actitud que se corresponde con el imperativo del ángel “levántate”. En el Nuevo Testamento, “levantarse” tiene la connotación teológica de “resucitar[4], por lo tanto, no se trata de un cambio de postura física sino existencial, es un llamado de Dios para dejar la postración del pecado y levantarse a una vida nueva fruto de la Pascua. ¿Y para qué se levanta uno sino es para ponerse en camino? Y en efecto, así lo hace José junto con el niño y María, y se dirigen hacia Egipto. Paradójica inversión de valores la que presenta Mateo: resulta que Judea –símbolo de la religiosidad israelita- es punto de partida del nuevo éxodo que deberá emprender el nuevo pueblo de Dios en pos de la tierra prometida que ha de conquistar como antaño las tribus comandadas por Josué.
La Sagrada Familia/comunidad cristiana es por excelencia un pueblo exódico, en permanente salida de la esclavitud para dirigirse a la conquista de la libertad que se da en el encuentro con el mundo. Sin embargo, siempre debe volver a Israel, porque también éste necesita ser liberado por el Mesías. La Familia radica precisamente por ello en Nazaret de Galilea, símbolo de los oprimidos y excluidos por la religiosidad ortodoxa, desde allí, desde la solidaridad con ellos, Jesús iniciará su proyecto humanizador y liberador. Así, los discípulos somos llamados a ser familia temerosa de su Padre, salir hacia Egipto y regresar a vivir en Nazaret de Galilea.                                                                          
Gracia y paz.



[1] Gn 3
[2] El concepto de resurrección entra muy tardíamente en la fe israelita (alrededor del S. II a.C), por lo que los escritores de los salmos no conocían este concepto.
[3] Un midrash cristiano es una composición literaria que utilizando referencias veterotestamentarias ilumina el misterio cristológico.
[4] Consultar: Corres Cadavieco César, Domingo 53, el Evangelio domingo a domingo. Tiro Corto Editores, México, 2010.

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